“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

lunes, 27 de junio de 2016

Ad Mayorem Dei Gloriam! Orgullo LGBTI

Este año ha sido extramadamente convulsionado en lo que se refiere al tema de los derechos LGBTI en el mundo. Tras la masacre de Orlando, que aun seguimos llorando y orando por los sobrevivientes de las víctimas, en todo el mundo se levantaron una serie de declaraciones y posturas polarizadas, la mayor parte de ellas expresadas en redes sociales, y por fortuna, muy pocas de ellas traspasadas a la realidad.

Sin embargo, es la realidad la que nos ocupa y preocupa. En México, el 17 de mayo de 2016, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, dio a conocer una iniciativa mediante la cual se aprobarían el matrimonio y la adopción a parejas del mismo sexo. La reacción homofóbica tampoco se hizo esperar. ¿Quiénes la encabezaban? ¡Los colectivos cristianos comandados por los obispos de nuestra religión! ¿Sorpresa? No. Sorpresa habría sido que se manifestaran a favor o se quedaran cayados.

Aun no me queda clara la necedad de eminencias como Norberto Rivera Cardenal, o de Ramón Castro, y todos aquellos obispos que han trabajado muy duro para derrumbar este tipo de iniciativas de ley que además, son un mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No es que el Estado quiera obligar a las Iglesias a realizar matrimonios entre personas del mismo sexo, es solo una cuestión de derechos humanos que buscan ser respetados.

Pero como sea, dentro de todos estos discursos, bien a favor o bien en contra, se llegó el día de la Marcha del Orgullo Gay de la Ciudad de México. Me deja con varias reflexiones...


  1. Llevo doce años en la lucha por la aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo y la adopción homoparental. El avance es significativo, y pase lo que pase con la propuesta del presidente, me parece sumamente interesante que el debate se haya colocado a nivel nacional, porque atañe a toda la nación
  2. Han surgido una serie de comentarios contra la marcha, ¡por parte de los mismos gays! Sin duda todo mundo tiene derecho a expresarse, pero todos tenemos la obligación de hacernos responsables por las consecuencias de nuestros actos. Si vamos a hablar a favor o en contra de cualquier tema, siempre debe ser con conocimiento de causa, para no caer en la ignorancia ridícula. Siempre viene bien conocer el tema de Stonewall, el origen de la primer marcha gay de San Francisco, su por qué pero especialmente el para qué de las marchas del orgullo del presente en todo el mundo
  3. El papel contradictorio que han tomado los obispos, sobre todo en América Latina. Mientras que en el discurso, el Papa pregunta ¿quién es él para juzgarnos? y luego declara, La iglesia debería pedir perdón a los homosexuales, a los pobres, a los indígenas, etc... por otro lado, el obispo de Culiacán se burla del presidente de México y pregunta si en vez de Gaviota, no se estará buscando un Gavioto, refiriéndose al apodo que la primera dama se ganó entre la población cuando todavía era actriz de telenovelas. Y así más declaraciones homofóbicas que por supuesto contravienen el sentido del Evangelio. Ni Moisés, ni Elías, ni Pedro, ni Pablo tienen más autoridad que Jesús. Y a los prelados, muchas veces se les olvida eso.
  4. Hay gays en todas las religiones y esto debería mover a los jerarcas a replantear el mensaje que se está emitiendo. Sus mensajes homofóbicos ponen en riesgo la integridad de las religiones en el mundo, ya que revelan que su oposición es movida o por la hipocresía o por la ambición y eso, sea cual sea la religión a la que pertenezcamos, atenta contra la definición más básica de Dios que conocemos: Amor. m
Por tanto, es motivo de celebración para este blog, que entre la alegría y la protesta que significan las marchas del orgullo gay en el mundo, se busque conquistar esos espacios que en muchos lugares del mundo como Turquía o los territorios bajo control del Estado Islámico, aun son sueños distantes de ser cumplidos.

Pero no se acaba. Mientras recordemos que el Evangelio es un mensaje de amor, la esperanza permanece y si el Espíritu de Dios lo sigue permitiendo, esto mejorará en muy poco tiempo. 



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