“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

sábado, 7 de diciembre de 2013

El reino pacífico: el desafío del Adviento de Dios

8 de diciembre de 2013
Domingo 2º de Adviento. Año A.

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¿Cómo podemos crear un nuevo mundo de justicia para todos, sin tratar de destruir al enemigo?

Aunque Isaías utiliza imágenes de diferentes animales viviendo en armonía (el familiar reino pacífico del león junto al cordero) como una forma de hablar de un ideal de esperanza para el mundo, hoy podrían servirnos mejor ejemplos humanos para este tipo de cambio revolucionario. ¿Qué tal si el reino de Dios se parece a un hombre gay y a una mujer musulmana heterosexual partiendo juntos el pan? ¿O a un pastor heterosexual del Sínodo Luterano de Misuri [o a un cura navarro del Opus] y una lesbiana latina [o gitana] construyendo juntos una casa como hábitat para la humanidad? ¿O a una persona transexual encontrando ayuda para elegir un nuevo vestuario, en un vecino que antes la había mirado con desprecio? Nos anima una promesa de total transformación del mundo heterosexista y homófobo que ahora experimentamos, especialmente porque enemigos estructurales se convertirán en promotores del bienestar mutuo.

En los pasajes del Nuevo Testamento, el problema no es la fuerza opresora que destruye las vidas de la población indígena, sino que el problema más bien es el pueblo mismo. En Romanos 15, Pablo interpreta a Isaías como una justificación para atraer a los gentiles rechazando al propio pueblo de Dios. En Mateo 3, Juan el Bautista identifica a su propio pueblo, a los fariseos y saduceos, como la fuente del problema, y no a la opresión social ejercida por los romanos sobre los judíos colonizados.

Por una parte, uno puede ver a Juan el Bautista como ejemplo de cómo las personas LGBT y otras en los márgenes exigen arrepentimiento y cambio, pero con frecuencia son perseguidos y despedidos como maniáticos. Como Juan, la comunidad LGBT puede causar temor a otros, pero tenemos un mensaje poderoso y necesario: el mundo no es como debería ser, el cambio es posible.

Por otra parte, uno se pregunta si Juan también sirve de ejemplo de cómo la comunidad LGBT, entre otras, podría estar tentada a usar la amenaza contra aquellos que ellos juzgan indeseables o peligrosos. Juan llama a los que no se bautizan "generación de víboras" (Mateo 3: 7), y esto podría sonar igual que un hombre gay privilegiado quejándose: "vosotras tortilleras y drag queens, nos lo ponéis difícil a los demás"; o que un predicador negro diciendo: "vosotros raperos, estáis creando malas dinámicas en la comunidad".

Asumir la responsabilidad mutua incluye reconocer nuestra opresión interiorizada al luchar por crear un mundo donde la opresión no sea ya la norma y donde los oprimidos no inflijamos violencia "justa" sobre los que consideramos nuestros enemigos.

Este Adviento, ¿qué se requiere de las personas heterosexuales para convertirse en aliados leales de las personas LGBT y su movimiento de justicia? Y no menos importante: ¿Qué se requiere de las personas LGBT para hacer avanzar el reino de justicia de Dios?.

Santo Dios, que vienes a estar con nosotros
en nuestras luchas y en nuestras esperanzas,
guíanos, te pedimos, para vivir con integridad y alegría.
Haznos capaces de resistir el impulso,
dentro de nosotros y a nuestro alrededor,
de crear enemigos.
Aumenta nuestro hambre y nuestra sed de relaciones justas
con todas las personas, nosotros mismos incluidos, y con la misma tierra.
Amén.

Que en esta búsqueda sepamos ver la estrella de Belen que nos ilumina en el camino.


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