“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 1 de abril de 2012

Domingo de Ramos 2012

Procesión de las palmas: Mc. 11, 1-10 Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Primera Lectura: Is. 50, 4-7 El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento.
Salmo: Salmo 21 Dios mio, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
Segunda Lectura: Fil. 2, 6-11 Se humilló a sí mismo y por obedencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo: Mc 14, 1-15, 47

Hoy empieza la Semana Santa. El mejor tiempo en que los cristianos podemos entrar en profunda comunión con nuestro Señor Dios. Reflexionar acerca de su Pasión y Muerte, pero sobre todo su Resurrección. Es Domingo de Ramos, o como anteriormente se llamaba, Domingo de Pasión. Hoy escuchamos dos lecturas del Evangelio. Hoy, con principal énfasis, la Iglesia nos recuerda, y se recuerda a sí misma, que debemos volver al Evangelio. Escuchar las palabras de Jesús y conocer sus actos para saber cómo actuar ante las circunstancias que se nos presentan en la vida.

Podemos saber que hay que hacer oración y desapegarnos cuando perdemos a un amigo muy querido, así como él perdió a Lázaro. Puede que para nosotros sea difícil, pero para él también lo fue. Todos pasamos por periódos de alegría y de gloria en nuestra vida. En momentos estamos felices, y tras algunas circunstancias nos ponemos tristes. Es el ciclo de la vida. Y sabiendo que estamos cerca de Dios, no queda más que orar y seguir adelante.

Si leemos el Evangelio también podemos descubrir que hay que disfrutar los momentos de felicidad al máximo e incluso mejorarlos si es posible, como en las bodas de Caná. Donde Jesús y su Madre disfrutaban y seguramente se habían unido a la alegría de los invitados y de los novios. Y cuando se presentó la oportunidad, en otra manifestación de la acción del Espíritu de Dios, María adelantó el momento de su hijo y el agua se convirtió en vino mejor que el del principio. Y aprendemos que debemos hacer mejores los buenos momentos, para fortalecernos cuando lleguen los amargos.

Y leyendo el Evangelio de la bendición de las palmas, también aprendemos que la alabanza y la adoración a Dios son una parte muy importante de todo este proceso. Por supuesto, no son lo principal. Dios glorificó a su Hijo en la Cruz, y toda acción es fundamental en el proceso de vida cristiana. Pero antes, el pueblo aclamó a Jesús, de la misma forma en que nosotros debemos hacerlo durante toda la vida, pues la alabanza y la oración nos mantienen en estrecho contacto con Dios y predisponen la luz y guía del Espíritu Santo en nuestras vidas. 

Ahora enfoquémonos en un hecho. Jesús es recibido con palmas a la entrada de Jerusalén unos días antes de ser llevado al Calvario. Y es aquí donde las palmas que hoy tomamos entre nuestras manos adquieren un doble significado. En la cultura judía de principios de la era cristiana, los ramos eran signo de majestad, de gloria, de grandeza. Cuando recibimos a Jesús con nuestras plantas en las manos, lo proclamamos Rey de nuestras vidas, tal como los judíos pretendieron al reconocerlo consciente o inconscientemente. Y si la muchedumbre se callara, las piedras hablarían

Pero también las palmas son signo del martirio entre los católicos. Tomar una palma el Domingo de Ramos para aclamar a Jesús con Hosanas puede ser una confesión de fe y un acto profético, en el que declaramos que daremos hasta la vida por defender la proclamación que hacemos ese momento. Pero detengámonos aquí un momento. Para nosotros, el martirio se relaciona con torturas y muertes ocasionadas generalmente por los jefes de diferentes estados a cristianos que defendieron su ideal. Para esos cristianos, según los relatos de sus historias, no fue ni doloroso, ni tuvieron miedo. El Espíritu de Dios siempre los iluminó y protegió, puesto que estuvieron en oración. Pero no tiene que ser así para nosotros, en una sociedad donde ya todo es más libre. Dar la vida también puede significar enfocarnos en ser mejores cada día.

Nadie debería tener que martirizarnos por elegir nuestra ideología y defenderla. Y quien lo haga, estaría cayendo en un terrible error, y aún así, el Evangelio nos enseña que debemos pedir el perdón para ellos, pues seguramente no saben lo que hacen. 

Pero la lección más importante aquí, debe ser la humildad. "Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos" e incluso, a diferencia de los reyes y gobernantes, que usaban caballos, él decidió usar un burrito para entrar a Jerusalén entre proclamas y vítores. Una acción que sin duda resultó irritante a las autoridades, pero que tenía que ser así para demostrarnos que las cosas de este mundo aquí se quedarán y que su uso es sabío solo si se aplica para hacer de éste un mejor mundo.

Ya nos enfocaremos el Viernes Santo en el hecho de la Pasión. Por hoy, solo nos queda aclamar al Señor y recibirlo con palmas y hosanas en lo más sagrado de nuestros templos, nuestro corazón.

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