“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

sábado, 27 de agosto de 2011

Evangelio de Lucas según la Biblia Queer III

LA POBREZA VOLUNTARIA Y LOS EXCLUIDOS.

El Evangelio de Lucas ha sido llamado el “Evangelio de los pobres”, ya que avanza en la noción de la “opción preferencial de Dios por los pobres”. Jesús llama a sus discípulos a renunciar a la riqueza y compartirla voluntariamente con los pobres. Llama a Simón a los hijos del Zebedeo, para que sean sus discípulos, y ellos dejan todo para seguirlo (5.11) El discipulado requiere dejar voluntariamente todas las posesiones (14.33) y las relaciones familiares (9.61-2) Es interesante que Jesús no llama a los excluidos a su discipulado, sino que pide a sus discípulos la pobreza voluntaria y que compartan su riqueza con los marginados (12.33) Los discípulos, que abrazan voluntariamente la pobreza, son llamados “benditos”, porque compartirán el reino de Dios. Jesús y sus seguidores más cercanos vivían compartiendo lo que tenían – un fondo común aportado por las mujeres de Galilea (8.1-3)
El amor al dinero es incompatible con el servicio en el reino de Dios. Lucas agrega la parábola del sirviente deshonesto, para desviar la obvia interpretación del Jesús que sanciona las acciones inteligentes pero deshonestas del servidor. Jesús dice: “Ningún esclavo puede servir a dos amos, porque el esclavo odiará a uno y amará al otro, o será devoto hacia uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a la riqueza” (16.12-13) Lucas llama a los fariseos “amantes de la riqueza” (16.14) y los que aman el dinero son incompatibles con la economía del reino de Dios. Las riquezas pueden dejar a las personas sordas y ciegas a las necesidades de los excluidos, y esto se vuelve destacado en la parábola de Jesús “el hombre rico y Lázaro” (16.19f) No los ricos, sino los pobres, están cerca de Dios.
Jesús advierte a sus discípulos en el sentido de que los cuidados, las riquezas y los placeres de la vida, pueden ahogar el llamado al discipulado. La historia del llamado al joven rico (18.18f) es un ejemplo de un llamado que no tuvo éxito. El rico no estaba dispuesto a dejar su estatus económico y vender todo lo que tenía para distribuirlo entre los indigentes. Los ricos son confiados, disfrutan el favor material y el estatus económico y no tienen necesidad del consuelo de Dios.
Las riquezas son un obstáculo para ser discípulo de Jesús. Por otra parte, Zaqueo, un extraño, se convierte en el modelo del dar (19; 1-10) Aparece como contraste al joven rico, porque da la mitad de su riqueza a los pobres, mientras restituye cuatro veces la cantidad, a quienes ha defraudado. Jesús dice a Zaqueo que la salvación ha llegado a su casa y ahora es un hijo de Abraham.
Jesús tiene la visión de una comunidad utópica, en la que se comparte, donde nadie tiene necesidades y donde es prioritario el cuidado de los pobres. Muestra esa alternativa de comunidad compasiva, en el reino de Dios. Mientras Jesús visita a los ricos e incluso acepta su hospitalidad, los llama a compartir su riqueza con los pobres. Llama la atención sobre la viuda que lo da todo (21.1-4) y la opone a aquellos que dan de su abundancia. Los discípulos son alentados a dar sin esperar recibir nada en recompensa (6.35) Halvor Moxnes anota que Jesús modela una nueva noción de beneficencia:
“Así, este modelo de interacción económica tiene importantes consecuencias para las relaciones sociales. Es una forma de dar que hace libre a la otra persona. No condena a la servidumbre o a la gratitud”. (Moxnes 1988a: 157)
En el reino de Dios, la riqueza no se transforma en poder social y estatus sobre las demás personas. Libera a ambos, el benefactor y el beneficiado, para comprender la generosidad gratuita de Dios, quien da sin esperar nada en recompensa.
EVANGELIO DE LUCAS / Robert E. Goss, en The Queer Bible Commentary. Traducción: M.C.R.P.

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