“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

sábado, 23 de abril de 2011

Vigilia Pascual

Primera Lectura: Gn. 1, 1-2, 2 Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
1er Salmo: 103 Bendice al Señor, alma mía.
Segunda Lectura: Gn. 22, 1-18 El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.
 Salmo: 15 Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Tercera Lectura: Ex. 14, 15-15, 1 Los israelitas entraron en el mar sin mojarse.
3er Salmo: Ex. 15 Alabemos al Señor por su victoria.
Cuarta Lectura: Is. 54, 5-14 Con amor eterno se ha apiadado de ti tu redentor.
 Salmo: 29 Te alabaré, Señor, eternamente.
Quinta Lectura:  Is. 55, 1-11 Vengan a mí y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua.
 Salmo: Is. 12 El Señor es mi Dios y salvador.
Sexta Lectura: Bar. 3, 9-5. 32-4, 4 Sigue el camino que te conduce a la Luz del Señor.
 Salmo: 18 Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Séptima Lectura: Ez. 36, 16-28 Los rociaré con agua pura y les daré un corazón nuevo.
 Salmo: 41 y 42 Estoy sediento del Dios que da la vida.
Epístola: Rom. 6, 3-11 Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca.
Salmo responsorial: 117 Aleluya, aleluya.
Evangelio: Mt. 28, 1-10 HA RESUCITADO E IRÁ DELANTE DE USTEDES A GALILEA.

Esta es la noche santa de la victoria del Señor de la vida sobre la, antes, indestructible muerte. Noche en que de la oscuridad brilla la luz y la luz vence a las tinieblas. Día que no conocerá ocaso y que ve salir por el Oriente el Sol que ha de iluminar nuestras almas y corazones hasta el fin de la eternidad. Noche bendita en que se hace justicia al oprimido, se da de comer al que tiene hambre, de beber al que tiene sed, se viste al que no tiene abrigo y se aconseja al dubitativo. Es la noche del mundo que se ve minada en poder cuando los que nos decimos cristianos hacemos nuestra la responsabilidad por el mundo y ponemos manos a la obra.

Es el tiempo en que se pone en duda la antigua teología, que a la luz de la ciencia y la nueva situación económica, política y cultural, no puede hacer menos que dejar de maravillarse por la vida y obras de los hombres y mujeres del pasado, que nos precedieron en santidad y servicios a la Iglesia. Es hora de que, en compañía de la Bienaventurada siempre Virgen María, la nueva teología mire con ojos bondadosos a los hombres y mujeres del Siglo XXI, cuyas vidas se desenvuelven en un clima impredecible, causado por su propia irresponsabilidad. Que un día puede tener huracanes y nevadas y al otro sequías e incendios forestales. En el que la tierra genera terremotos cada vez más fuertes y tsunamis cada vez más frecuentes.

Es tiempo de que el ser humano entienda que es amo y señor de la creación porque así lo ha querido Dios mismo. Pero ese dominio y señorío sobre la Tierra entera solo significa una gran responsabilidad, que de no tomarse en cuenta nos llevará a la extinción.

Actitud que hoy mismo se ve condenada en la historia a desaparecer, pues recordamos como el Faraón, fue humillado para la mayor gloria de Dios, al ser hundidos sus carros en el mar. Se libertó al pueblo de Israel y en su liberación vemos la nuestra. La de los cristianos que hoy son vueltos a perseguir en oriente por las mayorías musulmanas o socialistas, pero también la de los cristianos LGBT que hoy somos perseguidos por los propios servidores de la Iglesia en los cinco continentes.

Esta noche Dios hace justicia al oprimido y lo levanta, lo regresa de la muerte eterna. Por su muerte, nuestros pecados fueron perdonados y por su resurrección somos también nosotros exaltados. Que se retiren la soledad, el rencor, el temor, la baja autoestima, el odio, la tristeza, la promiscuidad, que se retiren de nuestras vidas y no vuelvan nunca más. Que en su lugar lleguen la alegría, la alta autoestima, el amor, el perdón, que nunca más nos sitamos solos cuando en apariencia lo estemos. Y que sepamos descubrir el propósito de nuestras vidas, para agradar al Señor y servir a la humanidad, pues a eso hemos venido.

Esta es la noche de la Resurrección. Resucitemos con Cristo Jesús al hombre nuevo y demos fiel y firme testimonio suyo. Para que el mundo sepa que también somos cristianos.

1 comentario:

  1. Hola hermano Arturo.Nuestra buena madre la Iglesia no nos persigue pues es la única que de verdad nos defiende del mundo que nos quiere arrastrar con efímeros gozos al abismo de la destrucción personal por el hedonismo y el egoísmo. Nuestra entrega a Dios debe ser completa obediencia a la verdad, al camino, a la vida.¡Feliz Vigilia Pascual!Gracias.

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