“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

viernes, 8 de octubre de 2010

Apoyo a la familia tradicional

En este momento y ante las declaraciones de la jerarquía quiero dejar bien en claro que el blog "Católico y Gay" apoya totalmente a la familia tradicional. Se apoya porque sus roles y papeles están bien definidos, está formada por padres heterosexuales, el padre es el jefe o cabeza de familia, el padre es el principal proveedor del sustento de la familia, la madre cuida a los hijos y mantiene el cuidado de la casa, nunca trabaja en el exterior y porque crea y mantiene matrimonios según las reglas y pautas católicas.


Siempre que el matrimonio de una familia tradicional sea consensuado, haya respeto, se evite la violencia intrafamiliar, tengan hijos y sean capaces de alimentarlos sanamente, vestirlos, darles casa, educación, diversión y salud y se cumplan con los juramentos que se han hecho frente al altar, este blog no tiene ningún reparo en contra de ese tipo de familia. La familia tradicional tiene todo nuestro apoyo en comunión con la doctrina de la Iglesia Católica y rogamos a Cristo que bendiga a cada matrimonio de una familia tradicional para que se eviten los divorcios.

Pero también apoyamos a las familias no tradicionales. La de la madre soltera porque no supo planear su vida cuando era adolescente. La de la madre viuda porque su marido se le adelantó en el camino. La de la madre divorciada porque su esposo la golpeaba o se gastaba su paga en alcohol. La del padre viudo porque Dios llamó a su esposa de este mundo a su presencia. La del padre soltero porque su esposa le dejó 'aventado' a su hijo y ella huyó. La del padre divorciado porque su esposa lo engañaba. Apoyamos la familia en la que los abuelos cuidan a los nietos o se encargan de los hijos de los vecinos por largas temporadas.



Tienen todo nuestro apoyo las familias no tradicionales formadas por un matrimonio de dos hombres que tienen toda la capicidad afectiva, sicológica, económica y espiritual para adoptar niños que han sido abandonados en un orfanatorio por cualquier circunstancia de la vida. Apoyamos a las familias no tradicionales formadas por dos mujeres que decidieron unir sus vidas y que son completamente capaces de traer a la vida a un pequeño, siempre que las dos juntas sean capaces de cumplir con todas las obligaciones que un niño representa y porque estamos seguros que como madres serán capaces de darles todo el amor que salga de su corazón. Porque tener dos papás o dos mamás no significa crecer con serias limitaciones para un sano desempeño dentro de la sociedad, y quien así lo piense ha vivido engañado. Incluso apoyamos a las familias poliamorosas en las que hay más de un papá y una mamá siempre que los tres o los cuatro sepan velar por el bien mayor de los infantes. Apoyamos incluso a las familias no tradicionales que no se han mencionado aquí pero que pasan valores bien identificados y basados en el amor a las próximas generaciones.

Apoyamos a la familia tradicional y a todos los demás tipos de familia que existen. Por que la primera no es un modelo creado por el Sempiterno Padre, sino que es una construcción social que se consolidó en el Siglo XIX, y que funcionó para privilegiar el patriarcado que tanta violencia intrafamiliar, maltrato infantil y pederastia ha significado, pero somos realistas y reconocemos que gracias al modelo tradicional de familia hoy somos la sociedad que somos con todos nuestros valores y antivalores y seguimos progresando. Mientras que las segundas tienen todo el derecho de existir y además ser legales. El hecho de que no sea legal no significa que nunca existieron y mucho menos que son nuevas, sino que simplemente los demás no se habían dado cuenta, pero hoy se visibilizan y exigen lo que por justicia terrenal y divina les corresponde: un espacio en la sociedad en que se desenvuelven.

Por eso, estamos a favor de una sana convivencia de todo tipo de familias, en la que las familias tradicionales ayuden a las no tanto a desarrollarse y viceversa. Y condenamos con mucha tristeza las declaraciones emitidas en la II Cumbre Iberoamericana de la Familia por (nuevamente) el cardenal Juan Sandoval y el gobernador del Estado de Jalisco, Emilio González, por incentivar la violencia contra las personas LGBTI y querer generar una guerra entre actores contrarios de una misma sociedad.

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